Tratamientos Faciales: 

El cutis es la piel que cubre el cuerpo del ser humano, aunque el término suele usarse en referencia a la piel del rostro. Su cuidado recae en la cosmética, una disciplina que combina conocimientos de la medicina, la biología y la química para preservar y embellecer la piel y el cabello.
















La piel del rostro es la más expuesta al polvo y contaminantes ambientales, elementos que la llenan de impurezas, irritan y hacen susceptible a desarrollar puntos negrosespinillas y barros si no se tiene adecuada limpieza. Lo anterior se debe a que la suciedad acumulada tapa los poros, lo que aunado a secreción de sebo da paso a la formación de dichas lesiones.

Rostro limpio, rostro saludable

En este contexto la limpieza facial tiene papel protagónico, ya que elimina mugre y maquillaje, con lo que permite que el cutis respire y se mantenga sano y radiante. Hay diversas maneras de realizar esta rutina de limpieza facial diaria, las cuales incluyen el simple lavado con agua y jabón, exfoliación y tratamientos con acción profunda, mismos que además favorecen la renovación celular, circulación sanguínea del rostro y nutren la epidermis.
Ante tales necesidades, la industria cosmetológica ha desarrollado toda una gama de productos limpiadores para todos los tipos de piel, los cuales proporcionan beneficios extra, ya que ayudan a retener la humedad, incrementan la elasticidad en los tejidos y retrasan el envejecimiento prematuro. Pueden encontrarse en múltiples presentaciones, por ejemplo, barra dermolimpiadora, crema, gel, solución y espuma.
Después de arduo día de trabajo en lo último que se piensa es en la limpieza del rostro, por lo que es común irse a acostar con la cara sucia, pues se cree que no pasará nada. Con el paso del tiempo se pagan las consecuencias, ya que el cutis luce opaco y con imperfecciones, lo que además puede derivar en infecciones debido a que diversos elementos se van acumulando en la piel, por ejemplo:
  • Residuos de maquillaje.
  • Sudor.
  • Polvo.
  • Contaminantes ambientales.
  • Aceites naturales.
  • Células muertas.
Aunque al siguiente día se lave el rostro durante el baño no es suficiente, pues durante la noche no respiró adecuadamente ni descansó; por tal motivo, es necesario sacudir la flojera y lavarse la cara dos veces al día. Además, 1 ó 2 veces por semana es recomendable aplicar tratamientos intensivos en forma de mascarillas.

Rutina diaria de limpieza facial

Ahora bien, para que la limpieza facial sea exitosa es recomendable tomar en cuenta los siguientes pasos:
  • Lávate las manos para evitar transmitir otras bacterias al cutis.
  • Humedece tu rostro con agua tibia.
  • Aplica un producto limpiador indicado para tu tipo de cutis y proporciona masaje ligero con las yemas de los dedos de manera circular, el cual puedes complementar con el uso de esponja suave. Nunca frotes bruscamente la piel ni la estires porque se podría lesionar.
  • Enjuaga con agua tibia.
  • Seca suavemente con una toalla.
  • Recurre a algún humectante.
  • En caso que tu piel cutis muy sensible, se recomienda utilizar productos hipoalergénicos para la piel.
Es muy importante evitar el uso de productos cuya fórmula contenga los siguientes elementos:
  • Fragancias fuertes (causan irritación aun en pieles que no son sensibles).
  • Alcohol (reseca la epidermis).
  • Aceite mineral (obstruye los poros).

Importancia del vapor OZONO 

La limpieza del rostro puede facilitarse y ser más efectiva cuando éste se expone al vapor, ya que abre los poros, facilita la salida de espinillas y puntos negros, purifica e hidrata la epidermis, relaja los músculos, estimula la función glandular, favorece la circulación sanguínea y despeja los conductos nasales. Para beneficiarnos con esta técnica podemos recurrir a vaporizadores, los cuales funcionan con electricidad o pilas y están provistos de una estructura en la que se coloca el rostro cómodamente.Si no cuentas con un aparato de este tipo, puedes usar una olla de tamaño mediano, lo que además te permite aplicarle al agua algunas hierbas para obtener mejores resultados, mismas que debes seleccionar de acuerdo a tu  TIPO DE PIEL:

  • Piel seca o sensible. Lavanda, manzanilla, geranio, rosa, jazmín, naranja y perejil.
  • Piel normal. Lavanda, romero, naranja, menta, manzanilla, geranio y rosa.
  • Piel con acné. Eucalipto, limón, ciprés y tomillo.
  • Piel grasa. Romero, limón, mejorana, eucalipto, menta y albahaca.
Una vez que has elegido alguno de los productos naturales antes citados, realizarás lo siguiente:
  • Asegúrate de que tu rostro esté libre de maquillaje.
  • Pon a hervir agua limpia con el herbaje.
  • Vacía la mezcla en un recipiente térmico para que la generación de vapor dure más.
  • Estando sentada, cubre tu cabeza con una toalla y acerca tu rostro a la fuente de vapor, permaneciendo así por 10 ó 15 minutos.
  • Independientemente de que se use vaporizador o recipiente con agua caliente, después de someterte al vapor es recomendable extraer delicadamente puntos negros (evita tocar barros y espinillas, para eliminarlos puedes recurrir a productos indicados para este tipo de lesiones) y, posteriormente, aplica loción astringente o tónico facial para cerrar los poros. Se recomienda recurrir al vapor 1 ó 2 veces a la semana.

Exfoliación

Constantemente nuestra piel se regenera, proceso que se completa en 28 días y durante el cual algunas células viejas se eliminan de forma natural, pero otras se depositan sobre la epidermis. Si éstas no se remueven del cutis los productos que se apliquen sobre él no podrán ser totalmente absorbidos, además lo hacen lucir opaco y descuidado.
Por ello, es importante recurrir a cremas exfoliantes, las cuales se aplican mediante suave masaje sobre el rostro ligeramente húmedo, lo que permite eliminar células muertas y otras impurezas, además de que se desintoxica y revitaliza la piel, tejido que inmediatamente luce transparente y se torna terso.
La efectividad de un exfoliante no depende de la fuerza con la que se frote sino de la regularidad con que se aplique; asimismo, debemos recordar que sus beneficios se pierden si se usa cada varios meses y se da masaje hasta enrojecer la piel. Lo aconsejable es practicar este método al menos una vez a la semana, de lo contrario la epidermis se lesiona y pierde elasticidad.

Mascarillas

Se aplican una vez a la semana y ayudan a mantener el rostro saludable, suave y bello, pues sus efectos llegan hasta las capas más profundas de la piel. De acuerdo con los beneficios que proporcionan se les ha clasificado de la siguiente manera:
  • Mascarillas limpiadoras. Limpian los poros y previenen brote de barros y espinillas.
  • Mascarillas exfoliantes. Poseen componentes para eliminar células muertas.
  • Mascarillas humectantes. Retienen la humedad de la piel.
  • Mascarillas purificadoras. Son ideales para energizar la epidermis y hacerla lucir radiante y llena de vida.
  • Mascarillas especiales. Útiles para problemas específicos, por ejemplo, rostro maduro o con acné.
  • Mascarillas para los ojos. Ayudan a disminuir bolsas en los ojos, aclarar ojeras y prevenir líneas de expresión y arrugas.
Por otra parte, cabe destacar que la tonificación representa un paso importante en lo que a limpieza se refiere, ya que los productos que se utilizan para tal fin (tónicos y astringentes) contienen sustancias antisépticas, extractos vegetales y aceites esenciales que previenen infecciones, disminuyen el tamaño de los poros e hidratan la piel. Siempre debe recurrirse a este proceso después de aplicar mascarillas y practicar vaporización y exfoliación.
Asimismo, es necesario enfatizar que al finalizar cada uno de los procesos antes descritos debes humectar tu cutis, pues se conservará suave y protegido contra agresiones ambientales y envejecimiento prematuro.
Vale la pena dedicar un poco de tiempo al cuidado del rostro, pues siendo una de nuestras cartas de presentación ante los ojos de los demás, puede reflejar salud o enfermedad, así como pulcritud o descuido.

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